La localidad costera de Argelès-sur-Mer, en el departamento francés de Pirineos Orientales, es desde hace unas décadas un atractivo destino turístico, apreciado por sus largas y tranquilas playas (hasta un total de 10 km) y su notable patrimonio cultural y natural (posee dos reservas naturales, Mas Larrieu y el bosque de Massane), por lo que resulta un lugar perfecto para disfrutar con comodidad de un día de mar o de montaña.
Sin embargo, hace ahora más de 80 años, las playas de esta luminosa población situada a solo 25 kilómetros de Perpiñán se convirtieron en escenario del horror provocado por la persecución y represión franquista a miles de refugiados republicanos españoles. Con los últimos coletazos de la Guerra Civil, cientos de miles de exiliados huyeron en dirección a Francia para salvar sus vidas, atravesando la frontera en busca de ayuda. Sin embargo, en suelo galo les esperaba una nueva pesadilla.
Un campo con condiciones terribles
En lugar de encontrar la ansiada libertad, los 500.000 refugiados republicanos –las autoridades francesas esperaban apenas 4.000– acabaron recluidos en un enorme campo de concentración cuyas terribles condiciones de vida causaron la muerte a cientos de personas.
75 años después de aquellos hechos, en 2014, abrió sus puertas el Memorial du Camp d’Argelès (Museo Memorial del Exilio), un espacio museístico en recuerdo de aquel dramático episodio de nuestra historia, y en el que se explica cómo era la vida en aquel campo de refugiados, y todas las dificultades y penurias que tuvieron que sufrir los miles de refugiados españoles al concluir la contienda en nuestro país.
El museo es también, además de un espacio expositivo, un enorme centro de documentación, –fruto del trabajo realizado por el Ayuntamiento de Argelès-sur-Mer desde hace más de 20 años–, y acoge también la asociación FFREEE (Hijos e Hijas de Republicanos Españoles e Hijos del Éxodo), organización dedicada a preservar y transmitir la memoria de aquellos acontecimientos.
En la actualidad el museo está compuesto por una exposición permanente con una escenografía interactiva que se complementa con un notable contenido audiovisual: películas, testimonios, documentos de archivos, fotografías… Además, cuenta también con una sala dedicada a exposiciones temporales que acoge distintas muestras a lo largo del año.
Además del Museo Memorial, la localidad costera cuenta también con un monolito levantado en el bulevar del Mar, con el que se rinde homenaje a todos los republicanos españoles. En otro punto de la población, el aparcamiento de Marende, podemos contemplar también una placa que señala el límite de la zona norte del campo de concentración; y en la Avenida de la Retirada 1939, el Ayuntamiento de Argelès ha acondicionado el llamado Cementerio de los Españoles, donde se ha dispuesto una estela con los nombres de las personas fallecidas en el campo.
También hay un árbol dedicado a los niños (unos 70) que perdieron la vida durante aquel triste episodio debido a las lamentables condiciones de habitabilidad, frío, hambre y enfermedades.
Todos estos lugares se han convertido en hitos hasta los que acuden a menudo familiares y otros visitantes –turistas e interesados en la historia–, para conmemorar y rendir homenaje a las víctimas de aquel dramático momento de nuestra historia en el que, aunque algunos lo hayan olvidado, los refugiados éramos nosotros.
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