Durante este mes sagrado, los musulmanes ayunan entre la salida y la puesta del sol. Tras el ayuno hay un festín para las papilas gustativas.
Acaba de empezar el mes de ayuno sagrado de los musulmanes, el ramadán. Cada año varía en sus fechas porque depende del calendario lunar: este año tiene lugar desde el 1 al 30 o 31 de marzo, en función de los avistamientos de la luna.
La cosa es así: cada año, cuando se acerca el primer cuarto creciente del noveno mes lunar, un comité de avistamiento de la luna en Arabia Saudí se reúne para divisar la luna creciente. El ayuno o sawm empezará con esta luna y se prolonga hasta la siguiente luna creciente.

En el ramadán se conmemora la revelación del Corán: el término «ramadán» procede de ar-ramad, que significa «quemar» y «ardiente», o «calor abrasador».
Durante este mes sagrado, los musulmanes no pueden comer ni ingerir nada, ni siquiera agua, entre la salida y la puesta del sol. Lógicamente eso hace que uno de los temas de conversación en esos días, que se hacen particularmente largos, sea… ¡la comida!
Lo habitual es que se despierten antes del amanecer para tomar el suhuur, la comida que precede a la salida del sol. Suele ser una comida nutritiva que prepara el cuerpo para afrontar el ayuno. Lo habitual es carne y verduras al vapor, yogur y fruta. La ruptura del ayuno se denomina iftar y se suele iniciar con dátiles y agua. Después pasan a tomar arroz, fideos, guisos con verdura, quesos y un dulce típico de estas fechas llamado chebakia.
Una de las sopas que también consumen en estas fechas es la harira, una sopa reconstituyente destinada a suplir todos los nutrientes que no se han ingerido: es una sopa elaborada a base de carne, tomates y legumbres. Para la harira se suele utilizar ternera, el morcillo, por ejemplo, pollo, pero nunca el cerdo, que es considerado producto haram (prohibido) entre los musulmanes.
«Lo contrario a haram es halal (permitido), que hace referencia al conjunto de prácticas permitidas por la religión musulmana y que asociamos a los alimentos», explica Conchi Nieto, responsable de exportación de la firma leonesa Cecinas Nieto, que disponen de la única fábrica de Cecina de León IGP 100% Halal de España.
Para elaborar un alimento halal se requiere la certificación Halal de las producciones en cualquiera de las certificadoras acreditadas en España: el Instituto Halal, de Córdoba, es una de ellas, pero hay más.

Pero sigamos con nuestra ruptura del ayuno: en la comida nocturna suele haber también lácteos, cuscús, tajine y otros platillos de lo más apetitoso. Algunos de ellos son:
Malawah. También denominado mlawi: se trata de un pan plano y grueso compuesto de masa y mantequilla y que se fríe en la sartén. Otros panes tradicionales son la harcha, tradicional del norte de Marruecos y que se hace con sémola de maíz o el bolani, típico de Afganistán, que se rellena con vegetales.
Shorba de lentejas. Es una sopa (shorba significa sopa) de lentejas y verduras muy apropiada para romper el ayuno. Es muy habitual en Dubái.

Tabulé. Es una ensalada fría que lleva sémola, perejil, tomate, pepino y se aliña con aceite de oliva, especias, hierbas aromáticas y limón.
Kibbe. Es plato nacional en Líbano y Siria. Hablamos de pequeñas porciones de masa de trigo bulgur, rellenas de carne y especias. Se cocinan fritas en aceite de oliva.
Baghrir. En este caso hablamos de un postre: una crepe muy esponjosa que se toma con un almíbar caliente de mantequilla y miel. Suele llevar nueces o almendras picadas.
El ayuno es el cuarto de los cinco pilares del islam, un deber religioso, personal e íntimo que todo musulmán debe cumplir.