Como un fotograma detenido en el tiempo, Nápoles se despliega entre el fulgor del Vesubio y el rumor del mar, envuelta en una luz que parece sacada de una película de Sorrentino. En esta ciudad de contrastes y pasiones, donde el mito y la historia se dan la mano, se alza el Eurostars Hotel Excelsior: un palacio con alma de diva, testigo de glorias pasadas y escenario perfecto para dejarse seducir por el hechizo napolitano. Allí donde Oscar Wilde buscó inspiración, Sofía Loren regresó a casa y Enrico Caruso hizo vibrar los cristales, hoy comienza tu propia historia.
La primavera, con la llegada del buen tiempo y los días más largos, inaugura una temporada que invita a viajar y es la excusa perfecta para descubrir destinos como Nápoles. Vibrante, ruidosa y cautivadora, esta ciudad italiana suspendida entre el mito y la realidad está salpicada de históricos y majestuosos edificios, como el Eurostars Excelsior Hotel, en cuyos salones se han escrito algunos episodios relevantes de la historia. Sus conmovedoras vistas sobre el Vesubio y el golfo de Nápoles justifican por sí solas una visita a este edificio que es un personaje más del gran teatro napolitano.

Os invitamos a alojaros en esta joya arquitectónica inaugurada hace más de un siglo y emplazada en un enclave privilegiado del paseo marítimo. Su estratégica ubicación os permitirá adentraros fácilmente en el centro de la ciudad y explorar monumentos como el Palacio Real, la Piazza del Plebiscito o el Castel dell’Ovo. Uno de los mayores atractivos de la capital de la Campania es perderse por sus bulliciosas y caóticas calles y empaparse de su inconfundible esencia.
Un tesoro del golfo napolitano
Construido en 1908 en el edificio Liberty, sus balcones han sido palcos de honor desde donde contemplar el Vesubio. En él se han alojado personajes ilustres como Oscar Wilde, que buscó inspiración en sus habitaciones con vistas al mar o Sofía Loren regresando a su tierra natal con la elegancia de quien conquistó Hollywood sin olvidar sus raíces.

Cuentan que, en una ocasión, Enrico Caruso elevó su voz inmortal entre estas paredes, haciendo vibrar los cristales con arias que parecían invocar a las sirenas del Mediterráneo. Otras personalidades, como el príncipe Humberto de Saboya, Winston Churchill o cineastas como Alfred Hitchcock han disfrutado de la belleza de este hotel, inmortalizado en producciones como Viaggio in Italia (1954), de Roberto Rossellini o Il giudizio universale (1961) de Vittoria De Sica.
Decorado con lámparas de cristal de Murano, mármol de Carrara y paredes de seda, el palacio ha sobrevivido a dos guerras mundiales sin perder un ápice de su elegancia. Los balcones de sus habitaciones más privilegiadas ofrecen un espectáculo que ningún director de cine podría mejorar: el amanecer tiñendo de rosa las aguas de la bahía, con el Vesubio emergiendo de la bruma matinal como un coloso que vigila eternamente la ciudad. Este edificio, como la propia Nápoles, es una contradicción viviente: lujoso, pero acogedor; histórico, pero actual; monumental, pero íntimo.

Descubriendo los escenarios de Parthenope
Si sois amantes del cine, esta escapada al sur de Italia es perfecta también para recorrer algunos de los escenarios de la última película del maestro Paolo Sorrentino: Parthenope, un poema a Nápoles, y su regreso más íntimo a las raíces de su ciudad natal.
Esta capacidad para suspender el tiempo, para convertir lo cotidiano en extraordinario, es precisamente lo que este emblemático hotel comparte con el cine de Sorrentino. En Parthenope, la protagonista podría perfectamente descender por la escalinata del Excelsior con esa elegancia atemporal que solo poseen los grandes personajes del cine italiano

La luz napolitana, esa misma que el director captura en Parthenope como si fuera un líquido precioso que se derrama sobre la ciudad, es la misma que convierte cada rincón de Nápoles en un posible escenario cinematográfico. El hotel, como en la película, parece existir en esa dimensión donde lo real y lo onírico se confunden. Sorrentino nos muestra una Nápoles contradictoria, caótica y sublime, sensual y sagrada. El Eurostars Hotel Excelsior encarna perfectamente esa dualidad: es tanto un refugio del bullicio urbano como un mirador privilegiado desde el que contemplarlo.
Una oda a la mujer contemporánea y al espíritu eterno de la ciudad
Estrenada en mayo de 2024, la película le debe su nombre de la sirena Parthenope, figura mitológica fundacional de Nápoles. Según la leyenda, tras fallar en su intento de seducir a Ulises con su canto, la sirena se arrojó al mar, y su cuerpo llegó a las costas donde hoy se levanta la ciudad. Esta dualidad entre la belleza y la tragedia, entre la seducción y el fracaso, impregna cada fotograma del film.
A través de su protagonista (interpretada magistralmente por Celeste Dalla Porta), Sorrentino construye una odisea personal que abarca varias décadas, desde los años 50 hasta la actualidad. Parthenope, como personaje, encarna tanto a la mujer contemporánea como al espíritu eterno de la ciudad. Su viaje es un recorrido por la historia reciente de Italia, pero también por los paisajes emocionales que definen la condición humana.

Esta coproducción franco-italiana fue nominada para competir por la Palma de Oro en la pasada edición del Festival de Cannes y confirma a Sorrentino como uno de los grandes poetas visuales del cine contemporáneo.
Más información: Eurostars Hotel Excelsior