Desde Warhol hasta hoy, la marca sueca ha hecho del arte su ADN. En el Día Mundial del Arte, recordamos cómo Absolut ha convertido una simple botella en un icono cultural.
Hay botellas que se beben y otras que, además, se contemplan. Absolut Vodka pertenece a la segunda categoría. Lo que comenzó como una audaz campaña en los años 80, cuando Andy Warhol transformó la silueta de la botella en una obra pop, se ha convertido en una historia de amor duradera entre la marca sueca y el mundo del arte. Desde entonces, más de 550 artistas, fotógrafos y cineastas —entre ellos Keith Haring, Mickalene Thomas, Annie Leibovitz, Spike Lee o Ángel Toren— han hecho de Absolut su musa.

Con motivo del Día Mundial del Arte, Absolut rinde homenaje a ese legado con proyectos que miran al futuro sin perder de vista su historia. En la última edición de la UVNT Art Fair de Madrid, el artista Ángel Toren fue invitado a completar una obra inédita de Warhol descubierta en 2020, ‘Absolut Warhol Blue’. El resultado, parte del proyecto The Other Half, se presentó también en la prestigiosa Saatchi Gallery de Londres, estableciendo un puente entre la era dorada del pop art y la sensibilidad contemporánea.
Pero este diálogo con la creatividad no se limita a los grandes nombres. Absolut sigue apostando por artistas emergentes, ediciones limitadas y colaboraciones que reafirman su compromiso con la cultura visual y la innovación. Porque para Absolut, el arte no es solo una estrategia de marca: es una forma de estar en el mundo, una manera de impulsar el progreso, romper moldes y celebrar la diversidad.
Producido en Åhus, al sur de Suecia, y elaborado con trigo de invierno mediante un exclusivo proceso de destilación continua, Absolut Vodka no solo destaca por su pureza. También lo hace por su alma creativa. En cada trago, una invitación al arte. En cada campaña, una revolución estética. Y en cada botella, una galería portátil.