El amor y las relaciones en el reino animal son tan diversas y fascinantes como las especies que habitan nuestro planeta. Desde parejas que permanecen unidas de por vida hasta comportamientos promiscuos, pasando por la homosexualidad y la formación de harenes, el mundo animal nos ofrece un amplio abanico de expresiones amorosas. En este artículo, exploraremos algunos ejemplos sorprendentes de cómo los animales expresan su «amor» y perpetúan su especie.
Estrategias del reino animal para perpetuar la especie
En el mundo animal, algunas especies son conocidas por formar parejas monógamas que duran toda la vida. Este tipo de relación no solo asegura la supervivencia de las crías, sino que también fortalece los lazos entre los individuos.
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Frailecillos: Estas fantásticas aves, denominadas también «loros de mar» forman parejas monógamas de por vida. Sus individuos pueden llegar hasta los 30 años de edad en condiciones naturales, así que podemos considerarlas aves longevas. Sin embargo sus vidas son bastante ajetreadas. Los frailecillos permanecen separados durante los meses de invierno (ya que son aves pelágicas) durante los cuales se enfrentan a condiciones climáticas muy adversas que pueden acabar con la vida de algún individuo. Esto provoca que un ejemplar pueda esperar a su pareja en sus lugares de anidamiento durante la siguiente temporada, sin tener la certeza de si se volverán a encontrar.
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Licaones: Estos cánidos también son animales mayoritariamente monógamos. Normalmente se establecen en manadas lideradas por una pareja alfa, que es la única con derecho a reproducirse. Esta pareja permanece junta de por vida, trabajando en equipo para proteger y alimentar a su camada. Pueden crear grupos de varias decenas de individuos, lo que les asegura una gran tasa de éxito en sus cacerías.

Promiscuidad: La estrategia de la diversidad genética
Mientras que algunas especies optan por la monogamia, otras prefieren la promiscuidad como estrategia para aumentar las probabilidades de supervivencia de su descendencia.
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Bonobos: Los bonobos, parientes muy cercanos de los chimpancés, son conocidos por su comportamiento sexual altamente promiscuo. Utilizan el sexo no solo para reproducirse, sino también para fortalecer los lazos sociales y resolver conflictos dentro del grupo. Esta promiscuidad asegura una gran diversidad genética en su descendencia. El comportamiento en estos primates asegura que todos los machos se involucren en el cuidado de las crías debido a que se desconoce la identidad biológica de los padres.
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Leones: En el caso del felino rey, las hembras de una manada pueden aparearse con múltiples machos durante su período fértil. Esto no solo aumenta las posibilidades de embarazo, sino que también confunde la paternidad, lo que reduce el riesgo de infanticidio por parte de los machos rivales. Una de las principales causas de deceso en los cachorros es la muerte por un miembro de su misma especie (infanticidio). Por este motivo, las leonas suelen retirarse de la mañana durante sus últimos estadios de gestación y volver cuando los cachorros ya han cumplido algunas semanas. Este acercamiento se realiza con mucho tacto y normalmente con ayuda de otra pariente (hermana, madre…) para facilitar la aceptación de los nuevos integrantes de la familia.

Homosexualidad: Amor más allá de la reproducción
La homosexualidad es un comportamiento amoroso observado en más de 1,500 especies animales, desde mamíferos hasta aves e insectos. Este comportamiento desafía la idea de que el sexo tiene como único propósito la reproducción. Aquí solo algunos de los ejemplos más conocidos, pero existen otros muchos como el de los quebrantahuesos o los carneros.
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Pingüinos: Los pingüinos son conocidos por formar parejas monógamas, pero también del mismo sexo. En varios zoológicos del mundo se han observado parejas de pingüinos macho que construyen nidos juntos e incluso intentan incubar piedras o huevos. Estas parejas demuestran que el vínculo emocional y la cooperación son tan importantes como la reproducción. Debemos dejar claro que el comportamiento de una especie en un recinto zoológico puede diferir mucho de la etología natural de una especie en su hábitat, pero algunos estudios han aportado datos sorprendentes sobre la diversidad amorosa de estas aves.
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Delfines: Los delfines son otra especie en la que se ha observado comportamiento homosexual. Los machos, en particular, pueden formar fuertes lazos entre sí, participando en actividades sexuales que fortalecen la interrelación con otros miembros de su grupo.

Harenes: El dominio de un individuo
En algunas especies, un solo macho domina un grupo de hembras, formando lo que se conoce como harén (como sucede con la cabra montés). Este sistema asegura que el macho tenga acceso exclusivo a las hembras para reproducirse.
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Leones marinos: Los leones marinos son un ejemplo clásico de esta estrategia. Durante la época de apareamiento, los machos dominantes defienden agresivamente su territorio y su harén de hembras, asegurando que sean ellos quienes se reproduzcan. Se producen feroces combates en los que a veces mueren pequeñas crías aplastadas en esta lucha de gigantes.
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Gorilas: En las espesas selvas del corazón africano, estos grandes simios se relacionan en grupos familiares de hembras y crías dominados por un macho alfa, conocido como «espalda plateada». Este macho tiene el derecho exclusivo de aparearse con las hembras del grupo, aunque ocasionalmente puede haber machos subordinados que también se reproduzcan eventualmente.
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Poliginia y poliandria en quebrantahuesos: Aunque generalmente estas preciosas aves carroñeras son monógamas, se ha documentado este tipo de tríadas entre dos machos y una hembra y también con dos hembras y un macho. Estos sistemas reproductivos igualmente se han observado en al menos en otras 40 especies de aves rapaces diurnas. Y otorga una serie de características favorables para su supervivencia como especie.
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Trabajo en equipo: En los grupos poligínicos, los dos machos colaboran en la construcción del nido, la incubación de los huevos y la crianza de los polluelos. Esta cooperación fortalece los lazos entre los individuos del grupo.
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Ventajas evolutivas: Este comportamiento puede asegurar la supervivencia de la especie en entornos difíciles. Al compartir las responsabilidades de crianza, los quebrantahuesos aumentan las posibilidades de que sus crías lleguen a la edad adulta.
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Otras estrategias creativas
Además de las relaciones referidas, algunas especies han desarrollado estrategias reproductivas únicas que ponen de manifiesto el poder de la naturaleza para abrir camino hacia el éxito de la vida.
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Partenogénesis: La partenogénesis es una forma de reproducción asexual en la que las hembras pueden producir descendencia sin la necesidad de un macho. Este fenómeno se observa en algunas especies de reptiles, como ciertos tipos de lagartijas, cocodrilos y serpientes. Por ejemplo, el dragón de Komodo es capaz de reproducirse mediante partenogénesis cuando no hay machos disponibles. **Easter egg. El sexo de los cocodrilos lo determina la temperatura que alcanzan los huevos durante la incubación.
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El padre-madre de Nemo: En el caso de los peces payaso, los individuos nacen machos, pero pueden cambiar de sexo si la hembra dominante del grupo muere. Este cambio asegura que el grupo pueda seguir reproduciéndose, demostrando una flexibilidad sorprendente en su estrategia y viabilidad reproductiva.
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Poliamor en las gallinas de Guinea: Estas aves forman grupos de apareamiento en los que varias hembras se aparean con varios machos. Este sistema promueve la diversidad genética y reduce la competencia agresiva entre los machos.
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¡Caracoles! ¡El dardo del amor!: Los caracoles son moluscos gasterópodos fascinantes. La mayoría de ellos son individuos hermafroditas, esto es, poseen órganos reproductores masculinos y femeninos. Durante las cópulas, que pueden dilatarse durante horas pueden disparar el conocido como «dardo del amor» una estructura calcificada o quitinosa que aumenta la probabilidad de fecundación. (En otra entrada hablaremos del pseudopene de las hienas y lo fascinante de su «quimérica» biología).

El amor animal en todas sus formas
El amor y las relaciones en el reino animal son mucho más complejas y diversas de lo que podríamos imaginar a simple vista y nosotros, como buenos animales, somos un reflejo de la riqueza y la biodiversidad, que se expresa sus conexiones en todas sus formas. Esto es solo una muestra de que la naturaleza siempre encuentra maneras creativas de perpetuarse y crear relaciones entre sus seres vivos. Generando así el éxito de la vida en sus medios naturales.