Viajamos a una de las regiones más desconocidas, inexploradas y hermosas del país garífuna para explorar su impresionante biodiversidad paisajística y su esencia más salvaje y auténtica
«Mientras Tegucigalpa duerme, San Pedro trabaja y La Ceiba baila». Así reza un dicho popular hondureño que hace referencia a la variopinta idiosincrasia de las gentes que habitan en las diferentes zonas de este país centroamericano. Viajamos a Centroamérica para explorar un destino emergente alejado del turismo de masas que brinda la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones irrepetibles sin agotar el bolsillo.
Bienvenidos al departamento de Atlántida, donde exuberantes manglares abrazan inolvidables lagunas que alternan con parques naturales donde descansan elevados picos, playas de ensueño, islas en las cuales se han rodado numerosos realities, ecolodges en plena selva y sobrecogedoras cascadas que dibujan una de las postales más impactantes de Honduras.

En un mundo donde muchos rincones paradisíacos parecen reservados a unos pocos, esta región es una alternativa asequible que no sacrifica la calidad. Hospedarse en un ecolodge en plena selva, disfrutar de un relajante masaje bajo el inconfundible sonido de una cascada, practicar rafting, hiking o rappel, bucear a través de la segunda barrera de coral más grande del mundo o recorrer los coloridos mercados locales son experiencias que difícilmente podrás borrar de tu memoria.
El departamento de Atlántida se encuentra bañado al norte por las aguas cristalinas del Caribe, siendo La Ceiba su núcleo urbano principal. Quedamos absolutamente maravillados al comprobar que en su interior se alza la imponente Cordillera Nombre de Dios, donde el Pico Bonito desafía al cielo con sus 2.435 metros de altitud. Enmarcado en el Parque Nacional que lleva su nombre, este coloso natural puede contemplarse desde cualquier rincón de la región y representa un polo de atracción para los amantes del turismo sostenible, las rutas pedestres y la contemplación ornitológica.
Un festival de parques naturales
En el extremo más septentrional de Honduras se suceden gran cantidad de Parques Naturales de una belleza estremecedora. Nosotros nos adentramos en el Parque Natural Río Zacate, muy cerquita de La Ceiba y a los pies de la imponente montaña Pico Bonito. Entre la exuberancia de este paraíso de la diversidad discurre caudaloso el río Zacate y numerosas pozas de aguas increíblemente transparentes invitan al viajero a sumergirse en ellas y sofocar el calor tropical propio de estas tierras.
Seguimos avanzando en esta ruta y recalamos en la zona termal Sambo Creek: un auténtico bálsamo para cuerpo y espíritu ¿Os imagináis flotando en estas aguas medicinales a la vez que degustáis una deliciosa bandeja de frutas tropicales y contempláis la belleza de los bosques y selvas colindantes?
Los amantes de las emociones fuertes tienen a su disposición en el interior del parque diferentes empresas que ofrecen paquetes muy asequibles para practicar gran variedad de actividades y deportes de aventura como el rafting o rappel.
Por su parte, el Parque Natural Río Cangrejal, también muy cerca de La Ceiba, es uno de los más importantes del país. Sus alrededores tienen una rica biodiversidad esculpida de bosques tropicales y paisajes montañosos. Una de las visitas más recomendables es el puente colgante de madera que discurre sobre el caudaloso río. Atravesar este puente peatonal construido con cables de acero y tablones de madera es una actividad de riesgo (su estado de conservación no invita a la confianza), pero merece la pena si queréis llenar vuestra mochila de emociones fuertes. A habitantes de las comunidades cercanas y también facilita el acceso a diferentes actividades ecoturísticas.

La Laguna de Cacao
A una hora en coche desde la Ceiba en dirección este, se encuentra la Laguna de Cacao, un área protegida de la Cordillera Nombre de Dios. Tras una plantación de árboles de cacao de 7.700 hectáreas, descubrimos un insólito ecosistema donde playa, manglares, laguna y bosque conforman una acuarela perfecta. La mejor forma de disfrutar de este paraíso natural es tomando una canoa a los pies de la cristalina laguna, un espejo de agua de 1 kilómetro cuadrado.
Durante aproximadamente 20 minutos, navegaréis entre manglares de todas las variedades y disfrutaréis del espectáculo único donde la vida salvaje se abre paso en medio de los estrechos canales que conducen hasta la extensa ensenada donde se han rodado varios episodios del popular formato televisivo Supervivientes. Desde esta paradisíaca playa podréis avistar isla Culebra y los famosos Cayos Cochinos. La Laguna de Cacao recibe su nombre de la comunidad que le da cobijo, la Comunidad del Cacao.

La Ceiba, la novia de Honduras
Es momento de explorar la tercera ciudad más importante del país: La Ceiba. Puerta de entrada al Caribe hondureño y conocida como la «Novia de Honduras”, sus coloridas calles y mercados llenos de vida, así como la alegría contagiosa de su gente invitan a los visitantes a quedarse más tiempo del planeado.

No abandonéis la localidad sin experimentar uno de los planazos más genuinos: recorrer su vibrante paseo marítimo al atardecer hasta su vetusto e histórico muelle. Allí, podréis contemplar el espectáculo inaudito de decenas de pescadores que capturan enormes piezas de pescado y las exponen cual trofeos sobre toda suerte de telas, cubos o plataformas improvisadas.
Construido hace más de un siglo, el muelle ha sido testigo de la evolución de la comunidad, siendo primero un importante punto de intercambio comercial y convirtiéndose después en un símbolo de la identidad y el esfuerzo de sus habitantes.
Otra atractiva opción para los amantes del sol, el mar y los rincones paradisíacos es tomar uno de los ferris que diariamente unen la localidad con los Cayos Cochinos. A tan sólo una hora desde el puerto de La Ceiba, este conjunto de islas de aguas turquesas, arrecifes de coral y playas de arena blanca dibujan un entorno perfecto para bucear, practicar snorkel o simplemente relajarse bajo el sol. En esta área protegida habitan algunas comunidades garífunas: una oportunidad única para aprender sobre su ancestral cultura y degustar la deliciosa gastronomía local.
Tela: el segundo arrecife más grande del mundo y playas de ensueño
Ponemos el broche final a nuestro recorrido por esta desconocida zona de país garífuna en otra de sus ciudades más relevantes: Tela. Uno de sus atractivos más relevantes es su impresionante barrera de coral: la segunda más grande del mundo, después de la Gran Barrera de Coral Australiana. La barrera de coral de Tela forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) y está considerada una de las más resistentes del Caribe. A unos 100 km de La Ceiba, esta localidad costera es otra de las zonas predilectas para disfrutar de las playas caribeñas.
Desde aquí, una de las excursiones imprescindibles es el Jardín Botánico Lancetilla, uno de los jardines tropicales más grandes del mundo. A tan sólo 8 km de la ciudad, el viajero hallará una auténtica botica natural de nada menos que 800 hectáreas. Hogar de miles de especies procedentes de todos los rincones del planeta, aquí residen plantas medicinales que curan todo tipo de males, diferentes especies de bambú, palmeras labiales (muy utilizadas en la construcción), baobab (cuyo período vital puede ser de hasta 6.000 años) e infinidad de bellísimas mariposas de increíbles colores y especies tropicales como las iguanas o los monos aulladores.

Os recomendamos contratar una visita guiada que os permitirá descubrir apasionantes historias, como la que cuenta que la planta ‘lovy-lovy’ es un amarre natural: si quieres enamorar a alguien perdidamente, sólo tienes que darle un trocito para que la ingiera; conoceréis también el mangostín, el manjar de los dioses, indicado para tratar enfermedades como la diabetes o el colesterol, entre otras. Os avanzamos también que en este peculiar jardín habita el camotillo, la planta del crimen perfecto. Cuentan que si la consumes la muerte es inminente, pero en tu sangre jamás encontrarán restos de esta inquietante sustancia…
La región norte de Honduras es un santuario para aquellos que desean escapar del mundanal ruido, reconectar con la naturaleza y descubrir rincones secretos donde la calma y el silencio son fieles compañeros de viaje. Una exquisita aleación de islas, playas, bosques y selvas tropicales donde una exuberante naturaleza se fusiona con la calidez de sus gentes y un clima privilegiado prácticamente durante todo el año.