Se acerca Halloween y nos debemos a historias tenebrosas: lo estremecedor de la que les vamos a contar, la del edificio de Madrid donde más muertes violentas ha habido, es que es cierta. Todo lo que le vamos a contar es real.
Hay edificios que dan mal rollo. Incluso, hay calles enteras con mal fario, pero en esta dirección de Madrid se unen los dos: en la calle donde se encuentra el edificio en el que ha habido más muertes violentas de la capital también ha habido muertos a cascoporro. Como si aquello viniese a ser un vórtice del infierno, si es que creen en éste. Una amiga médium se pasó por allí un día y me comentó que había sitios malditos y que ella en concreto, en aquella calle de Malasaña, había visto muchos cadáveres de bebés.
Antonio Grilo: un vórtice de crímenes y misterio
No iba desencaminada: en las cuevas de una bodega que hubo tiempo atrás en la céntrica calle Antonio Grilo se encontró un cementerio de fetos, en el número 9, en lo que pareció ser una clínica de abortos clandestina de la postguerra.
Por si esto fuera poco en un número cercano, el 3, se encuentra el edificio que aglutina el mayor número de muertes violentas de la capital: la primera ocurrió en 1945, en concreto, en el 3º Derecha. Felipe de la Braña Marcos, camisero de profesión, quien tenía alquilado ese piso dejó de acudir a su puesto de trabajo. Cinco días después su casero se acercó al piso y se encontró una carnicería: al camisero le habían asesinado con varios martillazos en la cabeza. Al parecer se encontró pelo de su asesino entre sus dedos, pero como por aquél entonces las técnicas de investigación no estaban tan desarrolladas como ahora, ahí quedó la cosa: nunca se encontró al culpable.
Una larga lista de muertes
El segundo crimen, el más sobrecogedor de la historia de este anodino bloque de viviendas, tuvo lugar en 1962: también en el tercero, ¿qué casualidad, verdad? «Un sastre mata a su esposa y a sus cinco hijos antes de suicidarse», tituló el periódico Abc de entonces. José María Ruíz Martínez tenía 45 años: su mujer, 40 y sus hijos 14, 12, 10, 5 y 2 años. Al parecer, era propietario de un negocio en el barrio y le iba muy bien, tan bien que se estaba construyendo un chalet en la sierra. Pero las obras se retrasaban y esto le traía por la calle de la amargura. Además, parece ser que le gustaba el juego y tenía deudas… Sea como fuere el 1 de mayo, festivo, envió a la interna a la calle a buscar medicinas y en ese momento es cuando asesinó a toda su familia: incluso salió al balcón con uno de los cuerpos y pidió que viniese un cura… antes de suicidarse.
Dos años después hubo otro crimen: una mujer dio a luz a su hijo y lo estranguló hasta causarle la muerte. Después, lo envolvió en paños y lo escondió en el fondo del cajón de la cómoda. Fue la hermana de la asesina quien encontró el cuerpo del bebé.
En 2020 se estrenó Malasaña 32, una película que trata sobre esta vivienda maldita de la capital española a la que, sin duda, no dan ganas de mudarse…
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