Si hay un pájaro que parece sacado de una banda de rock alternativo o del (quizá mejor) disco de Bebo ‘El Cigala», ese es el Panurus biarmicus. Más conocido como bigotudo. Una especie de ave paseriforme que no deja a nadie indiferente.
No es para menos: los machos lucen un par de bigotes negros bien marcados, dándoles un aire de señor con mucha personalidad. Unas plumas ennegrecidas que se forman alrededor de sus ojos y que recorren su cara terminando en una especie de lágrima apuntada. Este contraste de colores en su rostro le otorga cierto aire a «Pierrot» pero nada lánguido.

Nuestro protagonista habita en carrizales de Europa y Asia, y es más fácil de oír que de ver. Su canto es un “ping” metálico, casi como el sonido de un microondas avisando que las palomitas están listas. Pero si tienes paciencia y buenos prismáticos, podrás verlo moviéndose entre los juncos con una agilidad sorprendente.
Comida y acrobacias de especialista
El bigotudo es un ave con mentalidad de “cambio de chip” según la temporada. En verano es insectívoro y se da festines de larvas y pequeños bichos. Pero cuando llega el frío, se vuelve vegetariano y sobrevive a base de semillas de carrizo. ¿Cómo lo consigue? Su sistema digestivo se adapta, ensanchando su molleja para triturar mejor las semillas. ¡Evolución en acción!
Otra de sus habilidades es su increíble capacidad para moverse entre los juncos. A diferencia de muchos pájaros, que vuelan de un punto a otro, el bigotudo prefiere dar pequeños saltos y aferrarse con fuerza a los tallos de las cañas, abriendo las patas casi en un ángulo imposible. Si los gibones son los acróbatas de la selva, el bigotudo lo es del carrizal. De hecho su postura más conocida y codiciada por los fotógrafos de naturaleza es el famoso ‘spagat‘ una abertura total, digna del mismísimo Jean-Claude Van Damme.
¿Dónde encontrarlo?
Si quieres verlo, lo mejor es buscarlo en zonas de humedales con cañaverales densos. En España, hay muchos lugares propicios como las Tablas de Daimiel, el Delta del Ebro o la Albufera de Valencia. Siempre busca una vegetación densa junto a masas de agua y procura no confundirlo con carriceros, carricerines, cetias y otros habitantes emplumados de estos ecosistemas tan frágiles.
Ah, sí, también un consejo es armarse de paciencia: es más fácil escucharlo que detectarlo entre la vegetación. Por último, no olvides respetar el entorno, al final ellos están en su hábitat y es su hogar, nosotros somos los que vamos de visita.
¿Y tú? ¿Has tenido la suerte de cruzarte con este pequeño habitante de los humedales?
Te dejo una foto de la hembra del bigotudo, igualmente bonita pero de colores más discretos.
