Cada 20 de enero, el pequeño municipio de Piornal, en la mancomunidad del Valle del Jerte, se convierte en el epicentro de una de las festividades más singulares y vibrantes de Extremadura: Jarramplas. Esta celebración, de raíces profundamente arraigadas en la historia y el folklore popular, mezcla tradición, simbolismo y comunidad en una fiesta que no deja indiferente a nadie.
Orígenes paganos y la figura del ladrón
La fiesta de Jarramplas hunde sus raíces en un pasado remoto, probablemente vinculado a ritos paganos que celebraban el cambio de estaciones o buscaban expiar culpas colectivas. Aunque no existe consenso absoluto sobre el origen exacto de la festividad, la figura central de Jarramplas representa a un ladrón de ganado que, tras ser descubierto, es castigado por la comunidad.
El carácter simbólico de esta figura ha evolucionado con el tiempo, y hoy encarna una suerte de expiación colectiva, donde los habitantes de Piornal canalizan energía y tradición hacia un ritual que fortalece los lazos comunitarios. La transición de una fiesta de raíces paganas a un evento ligado a San Sebastián, el santo al que se homenajea, también refleja la adaptación de viejas costumbres a los valores cristianos.
La celebración: dos Jarramplas y los mayordomos
El día grande de la fiesta es el 20 de enero, aunque los preparativos y actividades comienzan días antes. El protagonista, o mejor dicho los protagonistas, son dos Jarramplas, personajes que se turnan para soportar las «lluvias» de nabos que los vecinos les lanzan. Este papel es considerado un honor y un sacrificio a partes iguales, y quienes lo desempeñan deben poseer una gran resistencia física y psicológica. Como dato curioso, la armadura que soportan los privilegiados en vestir de Jarramplas puede llegar a los 50 kilogramos y está confeccionada con fibra de vidrio, de alta resistencia a impactos.
Vestidos con un traje multicolor cubierto de cintas y una máscara cónica que les da un aspecto casi mitológico, los Jarramplas recorren las calles del pueblo tocando un tamboril. Esta acción simboliza tanto una provocación como una invitación al castigo. Los mayordomos de la fiesta, figuras clave en la organización, se encargan de coordinar todos los detalles para que el evento sea un éxito. Estos mayordomos también son responsables de cuidar las tradiciones, garantizar el suministro de nabos y mantener viva la esencia de la fiesta.
El día de San Sebastián
La festividad en honor a San Sebastián combina los elementos religiosos con los populares. Durante la jornada, se celebran misas y procesiones en las que el santo es venerado. La imagen, representada como un mártir atravesado por flechas, también simboliza resistencia y sacrificio, cualidades que se reflejan en el papel de Jarramplas.
El momento álgido llega cuando Jarramplas recorre el pueblo mientras los vecinos lanzan nabos con fuerza. Este acto, que podría parecer agresivo a los ojos de un forastero, es en realidad un ritual profundamente simbólico de purificación y unidad. Aunque el papel de Jarramplas es exigente, quienes lo desempeñan lo hacen con orgullo y devoción, conscientes de la importancia de mantener viva esta tradición.
Piornal: el pueblo más alto de Extremadura
Piornal no solo es conocido por su Jarramplas, sino también por su singular ubicación. Este municipio, situado a más de 1.200 metros sobre el nivel del mar, es el pueblo más alto de Extremadura. Rodeado por las majestuosas montañas del Valle del Jerte y con vistas espectaculares a la Sierra de Tormantos, Piornal ofrece un entorno natural de una belleza sobrecogedora.
Sus inviernos fríos y sus veranos suaves crean un clima perfecto para el cultivo de cerezas, uno de los productos estrella de la comarca. Aunque también destacan otras joyas gastronómicas como las elaboradas por la empresa local «La flor Piornalega».
Datos curiosos y detalles de interés
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Los nabos: Cada año, los vecinos de Piornal recolectan miles de nabos para la festividad. Este tubérculo, resistente y abundante en la región, se convierte en la «munición» simbólica de la fiesta.
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El tamboril: El sonido del tamboril acompaña a Jarramplas durante toda la jornada. Su ritmo constante refuerza el carácter ritual y ceremonioso del evento.
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Participación comunitaria: La organización de Jarramplas involucra a toda la comunidad. Desde la elección de los mayordomos hasta la preparación del traje y la recolección de nabos, cada vecino tiene un papel importante.
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Reconocimiento: En 2014, Jarramplas fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, un reconocimiento que subraya su valor cultural y su capacidad para atraer a visitantes de todo el paísy también del extranjero.
Un legado vivo
Jarramplas es mucho más que una simple fiesta: es una expresión de identidad, historia y tradición que une a los habitantes de Piornal y atrae a curiosos de todas partes. En un mundo cada vez más globalizado, celebraciones como esta nos recuerdan la importancia de preservar nuestras raíces y mantener vivo el legado de quienes nos precedieron.
Además coincide en el tiempo con otras muchas festividades de fuerte carácter antropológico por toda nuestra geografía, pero siguiendo en Extremadura, no podemos olvidarnos de las Carantoñas de Acehúche, espectaculares atavíos como de «bestias del tiempo» que recorren las calles de este soleado pueblo cacereño en una comunión similar a la de su vecina lejana Piornal.
Si tienes la oportunidad de visitar Piornal en enero, no dudes en sumergirte en esta experiencia única. Entre el sonido del tamboril, los colores del traje de Jarramplas y la energía de la comunidad, descubrirás una fiesta que, como el propio Valle del Jerte, deja una huella imborrable en quienes la viven, Extremadura es la guardiana del tiempo y una tierra que tiene mil cosas que ofrecer.