En el corazón de Baja Silesia, dos iglesias de madera desafían siglos de historia religiosa. Nacidas de los acuerdos de paz que terminaron la Guerra de los Treinta Años, estas construcciones únicas son mucho más que templos: son monumentos a la resistencia, la creatividad y la tolerancia.
En el contexto de los acuerdos del Tratado de Westfalia, que puso fin a la devastadora Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el emperador Fernando III de Habsburgo se vio obligado a conceder a los protestantes unos derechos de construcción religiosa ciertamente peculiares. El resultado fueron tres iglesias evangélicas en las localidades de Jawor, Głogów y Świdnica, bautizadas como «Iglesias de la Paz» debido a las circunstancias históricas de su creación.