El pasado 2 de noviembre el museo De Lakenhal de Leiden inauguró la exposición ‘El joven Rembrandt’, una de las muestras destinadas a conmemorar el 350 aniversario de la muerte del pintor más importante de la historia holandesa. Viajamos a Ámsterdam y Leiden para recorrer los escenarios de su vida.
Llama la atención que un artista de la fama y la trascendencia de Rembrandt, uno de los grandes maestros de la historia del arte, nunca viajara más allá de Leiden (su ciudad natal) o Ámsterdam (donde desarrolló su carrera), separadas por apenas 40 kilómetros. No le hizo falta. El artista siempre tuvo cerca lo necesario para desarrollar su pasión: maestros (fueron varios, y muy buenos) y clientes (el país era en aquellos años una potencia económica, por lo que fluían los florines). Gracias a este hecho, las dos urbes de su vida conservan hoy una larga lista de enclaves en los que es posible rastrear su presencia.
No es de extrañar, por tanto, que entre los actos destinados a conmemorar el “Año Rembrandt” –y con permiso de las notables exposiciones programadas– destaquen varias rutas que recorren los escenarios más importantes en la vida del genio, que elevó el retrato y el claroscuro a las cotas más altas de virtuosismo.
La forja de un artista
Cuando Rembrandt vino al mundo en 1606, Leiden podía presumir de ser la segunda ciudad más importante de Holanda, sólo por detrás de la cercana Ámsterdam. Era una localidad próspera, con bellas mansiones adornando sus calles –como la de Rapenburg, hoy uno de los canales más hermosos de la ciudad– y tenía el honor de albergar la primera universidad del país, fundada poco antes, en 1581.
Leiden sigue siendo una ciudad universitaria –lo que se deja sentir en la animación de sus calles y canales–, y aunque ha cambiado sensiblemente a lo largo de los siglos, su casco histórico conserva una atmósfera y un carácter únicos, hasta el punto de que el propio Rembrandt sería capaz de reconocer hoy en día la mayor parte de los rincones que sirvieron de fondo a las primeras décadas de su vida. La única excepción, paradójicamente, quizá sea la casa que le vio nacer, cuyo solar lo ocupa hoy una placita solitaria junto a la calle Weddesteeg, a orillas del Viejo Rin, adornada con una estatua en su honor, y una placa que recuerda que allí dio sus primeros pasos.
A un breve paseo, en la calle Lokhorststraat, sigue en pie la antigua Escuela Latina, un edificio de ladrillo y puerta de estilo toscano donde el pequeño Rembrandt aprendió latín, oratoria y literatura clásica, además de dibujo. Desde allí sólo una calle nos separa de la Pieterskerk (iglesia de San Pedro), el templo más antiguo e importante de la ciudad, al que acudía la familia. En aquellos años era habitual que los vecinos atravesaran su interior a modo de atajo, y sin duda Rembrandt pasó por ella casi a diario. Además, sus padres fueron enterrados aquí, cerca del altar, aunque no se conoce el punto exacto. Hoy el templo está desacralizado, y sirve como escenario para eventos culturales y exposiciones.
Cerca de la iglesia, al otro lado del Rapenburg, se encuentra la Universidad de Leiden, en la que el futuro pintor se matriculó con 14 años. En los archivos de su biblioteca puede consultarse el documento que lo acredita, aunque parece que no llegó a pisar sus aulas. Para entonces, Rembrandt había descubierto ya su pasión por la pintura, así que entró en el taller del maestro Jacob van Swanenburgh, en el número 89 de la calle Langeburg, y durante tres años aprendió con él los secretos de la pintura y el grabado. El edificio, que todavía se conserva, se ha convertido en una casa-museo (The Young Rembrandt Studio), donde es posible contemplar –gratis– un espectacular audiovisual que repasa la etapa juvenil del artista y las figuras claves de su vida.
Además del taller donde se forjó el genio, el otro “plato fuerte” de Leiden está en el Museo De Lakenhal, en cuyas salas acaba de inaugurarse la exposición ‘El joven Rembrandt’, una muestra dedicada a los inicios del pintor, y que reunirá cerca de 50 pinturas, 70 grabados y una decena de dibujos, además de obras de sus maestros.
Ámsterdam: cielo e infierno
Decía Descartes –contemporáneo del pintor– que Ámsterdam era un lugar donde se podía comprar cualquier cosa, uno era libre y se estaba seguro. Sin duda, esas razones –y la mayor oportunidad de negocio– llevaron a Rembrandt a mudarse a la ciudad más importante de los Países Bajos, que en aquellos momentos (1631) vivía un esplendor económico sin precedentes.
Un buen lugar para comenzar la ruta es la Rembrandthuis (Jodenbreestraat 4), la casa en la que vivió y trabajó durante 20 años de su vida. Restaurada en el siglo XX, en su interior se han reconstruido los aposentos y el estudio del genio del Siglo de Oro holandés. Habitualmente ofrece una fantástica muestra de grabados, pero este año se viste de gala y programa tres exposiciones en torno al artista.
A unos cinco minutos a pie, a orillas del río Ámstel, se encuentra la Rembrandtplein, una plaza que no sólo lleva el nombre del pintor, sino que también cuenta con un par de piezas escultóricas de interés. La primera data de 1876 y representa al maestro, y la segunda –mucho más espectacular–, recrea en tres dimensiones su lienzo más célebre: La ronda de noche.
Esta pintura, realizada por encargo de la milicia de la ciudad, fue la obra principal de la exposición que, hasta el pasado junio, pudo disfrutarse en el Rijksmuseum, bajo el título de ‘Todo Rembrandt’. Una vez acabada la muestra, que como su nombre indica reunió la producción más importante del artista, la obra comenzó a prepararse para ser sometida a una profunda restauración; un lavado de cara que, sin embargo, no privará de su visión a los visitantes, que podrán contemplar los trabajos a través de un cristal.
«La Ronda de Noche es una de las pinturas más famosas del mundo. Nos pertenece a todos. Por eso hemos decidido realizar la restauración en el propio museo, y todo el mundo, sin importar dónde esté, será capaz de seguir el proceso a través de Internet», explica Taco Dibbits, director de la pinacoteca.
Si La ronda de noche está íntimamente ligada al Rijks, algo similar sucede con otra de las pinturas más aplaudidas del maestro: Lección de Anatomía del Dr. Tulp. Este cuadro fue un encargo del gremio de cirujanos, y durante mucho tiempo adornó los muros de De Waag, un edificio del siglo XV que ha tenido muchas vidas: fue puerta de la ciudad, Casa del Peso, sede gremial y “Teatro anatómico”, en el que los cirujanos realizaban demostraciones de su oficio. Hoy tiene un uso mucho más alegre: es uno de los cafés-restaurantes más concurridos de la plaza Niewmarkt.
Aunque Ámsterdam le permitió saborear las mieles del éxito, Rembrandt también padeció aquí los zarpazos del destino. Además de sufrir una bancarrota, el artista vio morir a casi todos sus seres queridos: enterró a su esposa Saskia, a cuatro de sus hijos y a su última pareja. También a estas horas amargas se les puede seguir la pista. La Oude Kerk (el edificio más antiguo de la ciudad, en pleno Barrio Rojo), fue escenario de su boda con su amada Saskia, y años después el lugar donde la enterró. En otra iglesia de la ciudad, la Westerkerk, dio sepultura al último amor de su vida, Hendrickje, y allí mismo, en algún lugar bajo los pies de los visitantes, descansa el genio que, siglos después de su muerte, sigue maravillándonos con sus pinturas…
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR: KLM vuela a Ámsterdam desde varias ciudades españolas, con billetes desde 99 €
DÓNDE DORMIR: NH Collection Doelen. El hotel más antiguo de Ámsterdam fue sede de la milicia de ‘La ronda…’. La pintura estuvo aquí mucho tiempo, y hoy cuenta con una réplica. Desde 200 €/noche.
PARA COMER: Restaurante De Klok, Leiden. Situado en el centro histórico, cuenta con una amplia carta de platos típicos de la región. Desde 37 €
Más información: Oficina de Turismo de Holanda
ÚLTIMAS EXPOSICIONES DEL ‘AÑO REMBRANDT’
- ‘El joven Rembrandt’. Museo De Lakenhal, Leiden. Hasta el 9 de febrero de 2020.
- ‘Nicolaus Maes, el pupilo versátil del maestro’, Mauritshuis, La Haya. Hasta el 19 de enero de 2020.
- Rembrandthuis: Laboratorium Rembrandt. Hasta el 16 de febrero de 2020.
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