En el corazón del lago Titicaca, en el departamento de Puno, al sur de Perú, se encuentra la encantadora isla de Taquile. Un rincón mágico que custodia una tradición textil de más de 500 años, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Con una población de apenas 2.000 personas, la pintoresca localidad peruana de Taquile –una isla en pleno lago Titicaca– destaca, entre otras razones, por la singular destreza que muestran sus habitantes en el arte del tejido a mano. Los taquileños son capaces de crear bellísimas y únicas prendas textiles, adornadas con patrones geométricos vibrantes y colores vivos, gracias a técnicas ancestrales centenarias que han sido transmitidas de generación en generación.
Estos hermosos tejidos tienen sus raíces en las antiguas civilizaciones de los pueblos Pucará y Colla, y son célebres por su gran belleza y durabilidad. En la isla, todos los vecinos (hombres, mujeres y niños) se implican en la elaboración de las vistosas prendas, aunque cada uno suele especializarse en diferentes vestimentas y procesos de fabricación, para los que se emplean hilos de lana de oveja y alpaca.
La belleza de estas maravillosas creaciones y el sobresaliente legado histórico y tradicional conservado por los taquileños se vio reconocido en 2005, cuando estas hermosas piezas textiles y los artesanos que las crean fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Obras de arte cargadas de simbolismo
Los colores y diseños de estas piezas poseen un significado profundamente simbólico, pues mientras los tonos empleados representan elementos de la naturaleza como el sol, el agua y la tierra, los patrones geométricos reflejan la cosmovisión andina y la conexión entre la comunidad y el universo. Dichos patrones, de gran complejidad y detalle, se realizan mediante el anudado de hilos obtenidos con ayuda de telares.
En Taquile la tradición del tejido no es sólo una fuente de ingresos para buena parte de las familias de la localidad, sino que también constituye un valioso medio para preservar la identidad cultural y el patrimonio de la isla. De hecho, los tejedores desempeñan un papel central en festividades y ceremonias, siendo reconocidos en la comunidad.
Por ejemplo, la práctica de tejer en grupo, conocida como mink’a, ayuda a fortalecer los lazos sociales mientras se comparten historias y conocimientos durante las horas de trabajo. Esta práctica fomenta un sentido de identidad y pertenencia a la comunidad, transmitiendo tradiciones a las generaciones más jóvenes.
Paisajes espectaculares
Además de su rica y apasionante tradición textil, Taquile ofrece otras experiencias no menos atractivas para los visitantes. Allí, los amantes de la naturaleza pueden descubrir pintorescos senderos que regalan vistas increíbles del lago Titicaca y las montañas circundantes. Además, la isla cuenta con otro aliciente singular: Collata Suyo, la playa más alta del mundo, pues se encuentra a nada menos que 3.810 metros sobre el nivel del mar, y donde los visitantes pueden disfrutar de un baño en las aguas del lago.
Taquile también posee una historia y cultura apasionantes, y buena prueba de ello son las zonas arqueológicas de Mulsinapata, Cruzpata y Quanopata, en las que es posible rastrear los orígenes de la civilización de la isla. También es posible realizar un agradable recorrido por sus encantadores pueblos tradicionales, donde sus lugareños destacan por su hospitalidad, aprovechando cada ocasión para compartir su cultura, gastronomía y estilo de vida con los visitantes.
La isla invita a los visitantes a sumergirse en su tradición y cultura, y a explorar sus talleres de tejidos, lo que permite contemplar en primera persona a los productores y descubrir sus técnicas tradicionales. Comprar una de estas prendas textiles no sólo sirve para apoyar a la comunidad local, sino que además brinda a los visitantes un recuerdo único de esta isla paradisiaca.
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