Con uno de los centros históricos más hermosos de toda Europa –declarado Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000–, Brujas es en la actualidad una fabulosa ciudad-museo en sí misma. Sus calles y plazas, como la del Ayuntamiento (Burg) o la plaza mayor (Markt), son un magnífico compendio de estilos arquitectónicos y sus museos, con el Groeninge y el Gruuthuse a la cabeza, cuentan con una impresionante colección entre la que destacan las obras realizadas por los primitivos flamencos.
Desde el pasado 8 de mayo y hasta el próximo 24 de octubre, la ciudad añade a este riquísimo patrimonio artístico y cultural una atractiva propuesta de arte y arquitectura contemporáneas gracias a la Trienal de Brujas, una iniciativa que, como su propio nombre indica, se celebra cada tres años, y que consigue una perfecta simbiosis entre los monumentos y calles históricas de la ciudad y originales instalaciones artísticas y arquitectónicas contemporáneas.
Otro punto de vista de la ciudad
Bajo el título de TraumA, la edición de este año reúne a 13 artistas y arquitectos nacionales e internacionales que han diseñado sus instalaciones bajo un planteamiento que pretende replantear la frontera entre el espacio público y privado, cuestionando las dimensiones ocultas de la ciudad.
Una cuestión que no resulta banal para una urbe como Brujas, un destino de ensueño que, pese a tener una población de tan sólo 22.000 habitantes en su centro histórico, recibe cada año más de 5 millones de visitantes. Así, gracias a las intervenciones artísticas de la Trienal, el espectador acaba integrándose en la imagen de la ciudad, trascendiendo lo que se ve a simple vista para adentrarse entre los «bastidores» de la localidad.
‘Banisteria Caapi’ de Henrique Oliveira | © Stad Brugge – Matthias Desmet
Implicando a los espectadores
Entre las instalaciones de TraumA encontramos propuestas tan interesantes como Strangler, del artista mexicano Héctor Zamora, ubicada en el jardín de la Gezellehuis (Casa Gezelle). La obra de Zamora consiste en un andamio industrial que abraza a un pino austriaco. La primera vez que vio este árbol, a Zamora le recordó un ceibo, un árbol amazónico que se considera sagrado y que suele estar rodeado de plantas trepadoras.
El artista mexicano reinterpreta esta escena natural mediante una creación artificial (el andamio) y estableciendo una singular conexión entre el ser humano y la naturaleza. Esta «unión» se ve reforzada además por el hecho de que el andamio permite realizar un trayecto circular alrededor del árbol y ascender hasta su copa, lo que ofrece una vista insólita y privilegiada de la ciudad.
Por otro lado, la propuesta de la neoyorquina Amanda Browder, Happy Coincidences, recurre de nuevo a una de sus habituales creaciones textiles, en este caso con ayuda de los propios brujenses, que participaron en la selección y confeccionado de las telas. La intención de Browder es que su obra permitiera a los habitantes de la ciudad implicarse en la extraordinaria experiencia de la creación. El resultado: una instalación de colores vivos y divertidos en un espacio público, la Verversdijk, una antigua calle de origen medieval.
Así, las trece obras e instalaciones –a las que hay que sumar una exposición– «asaltan» al visitante en distintos puntos del centro de la ciudad, alterando y generando un nuevo espacio en el que los espectadores se convierten en protagonistas de diferentes maneras.
Visita virtual en 360º
Aunque lo ideal es contemplar y recorrer in situ las distintas instalaciones, este año la Trienal de Brujas puede visitarse también de forma virtual –gracias a una vista inmersiva de 360º–, ya sea como medio para preparar nuestra visita «en vivo», o bien para descubrir todas sus sorpresas sin salir de casa.
Además de las originales creaciones presentadas en la Trienal de Brujas, la región de Flandes ofrece también otras propuestas culturales, como los festivales de arte contemporáneo Paradise Kortrijk –en Cortrique, a orillas Del río Lys, hasta el 24 de octubre– y la Trienal de Beaufort –que presenta una selección de obras entre la arena y las dunas de la playa, hasta el 7 de noviembre– y su espectacular parque de esculturas.
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